Un Mensaje Urgente

dsc03193Un elemento fundamental para quien desea cumplir el propósito de Dios para su vida en lo que se relaciona con las misiones, es comprender la necesidad que tienen las almas de conocer el mensaje de Salvación que hay en Jesucristo. Eso es clave.

Nosotros tenemos la llave que necesita el mundo para salir del laberinto. Se encuentra en el perdón de pecados que logró el Señor Jesús en la cruz para hacernos justos delante de Dios, y la resurrección que nos asegura que tendremos vida eterna en Él.

Imagínese la esperanza que puede experimentar aquél que considera que su vida llegó al borde del abismo y que no hay solución para sus problemas, cuando comprende que todavía hay una oportunidad y que está en recibir al Hijo de Dios en su corazón. Además del perdón de sus trasgresiones, inicia un proceso de cambio y de crecimiento en su vida personal y espiritual.

El Maestro amado lo ilustró cuando dijo: «Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.» (Mateo 5:14).

Algo de suma trascendencia: usted y yo tenemos en nuestras manos el enorme potencial de ser agentes de cambio en la sociedad en la que nos desenvolvemos. Tenemos la posibilidad de transmitir ese potencial, manifestado en enseñanzas, a todos aquellos que necesitan una respuesta a sus múltiples interrogantes.

Por un instante evalúe todo el cúmulo de información que maneja sobre el Evangelio. Sin duda ha ido creciendo en el conocimiento de Dios. Y podría compartir lo esencial del mensaje a otra persona. Sin embargo no lo ha hecho. ¿Qué está esperando?

El primer objetivo hacia el cual debe volcar sus esfuerzos en Dios, está en su prójimo. Aquél que comparte la vida con usted, es decir cada uno de los componentes de su familia; también los vecinos, los compañeros de trabajo o aquellos con quienes trato diario: el pasajero del bus colectivo, el vendedor de gasolina, el guarda de seguridad, etc.

Gioconda Montoya de Estrada

Directora de Misiones y Evangelismo

2 respuestas

  1. De acuerdo; por ello, imagino cómo sería el mundo, si cada uno de nosotros, pudiera hacer realidad la oración por la Paz de San Francisco:

    Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz .
    Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
    Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
    Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
    Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
    Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
    Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
    Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.

    Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
    ser comprendido, sino comprender;
    ser amado, como amar.

    Porque es:
    Dando , que se recibe;
    Perdonando, que se es perdonado;
    Muriendo, que se resucita a la
    Vida Eterna.

  2. Asi es mi hermano, san francisco fue un siervo de Dios, necesitamos muchos como el al frente de la obra de Dios, como el Señor Jesus cuando llamo al joven rico. San Marcos 10: 17-31

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